VARIACIONES SOBRE UN PUERTO
Fragmento del poemario Bitacora de vuelo de Alonso Leal Güemes de próxima aparición en Bonart.
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al fuego, el mar
al mar, la nube
José Gorostiza
I
Para Ana y Carmen.
El mar se recupera de la bruma.
La tenue luz descubre la mañana,
el aire desenreda una lejana
risa: el tenaz reflujo de la espuma.
El puerto de colores se perfuma …
el silencio, el rumor de la campana
se reúne, se diluye en la cercana,
húmeda flor; de los sentidos, suma.
Cual vigía la peña solitaria
de la bahía es la puntual medida.
Contempla al mar, al sol, la luminaria
donde el río prolonga su avenida.
Y espera con paciencia milenaria
al milagro incesante de la vida…
II
“Midi le juste y compose de feux”
Paul Valéry.
Bajo el fuego, es el sol el mismo cielo
quien dibuja en el mar la llamarada.
Siente, toca la luz, calma incendiada
que sólo el ave agita con el vuelo.
Bajo el sol yace el puerto. Bajo el velo
estalla en el fulgor la marejada
y en la playa, su voz: la bocanada
voraz, abrasadora como el hielo.
En la sombra la rosa se diluye.
Bajo la luz el puerto se dilata
y su rumor, incontenible fluye,
— infierno que en el cielo se desata —
hacia la cima que el ardor construye
y unas horas después … la noche mata.
III
Hacia el mar se dirige la montaña.
Entre aguas se revela el caserío:
dulce agua para el mar, sal para el río
que hasta el sol a la piedra acompaña.
De la noche se escapa la montaña
como la vela del azul navío,
antigua estela que libera el río
por el cauce sinuoso de su entraña.
Horizonte que rige la bahía,
farallón donde el cielo floreciente
naufraga; dilatada serranía
cuyo afán, como el río, ïmpaciente,
emprende paralela travesía
hacia el sol que navega en el poniente.
IV
“y un viento de Dios aleteaba
por encima de las aguas”
Génesis 1:1
Te descubro,¡öh noche!, en el abismo
donde la luz sucumbe; el oceano
encuentra en la hondura el cataclismo
del olvido, sabor profundo y vano.
Cegado por el brillo de sí mismo
el cielo acude al resplandor lejano,
revela, ïnfinito, un espejismo
que destierra su oficio cotidiano.
¿Quién, bajo el arco luminoso lanza,
dirige, ciego, frágiles piraguas
hacia la negra superficie mansa?
Sólo el incrédulo del mar que fraguas
noche, y refugio busca, ësperanza,
viento de Dios, sobre las grandes aguas.
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