De sirenas, metáforas y artistas

Por: Eli Bartra
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Cosmo-estética ritual. Mujeres metáfora, mantas zapotecas, sirenidad nómade,
(Buenos Aires/México, editorial SB/ENAH, 2024) es el título del libro de Marisol Cárdenas Oñate que acaba de salir de manera digital. Este largo texto de más de quinientas páginas representa una mirada estética situada a lo étnico, etnográfico y autoetnográfico sobre los quehaceres rituales que migran, que (se) mudan, que van de un espacio geográfico a otro sí, pero también nómadas o nomades como los nombra Rosi Braidotti en el sentido de que “una migrante -nos dice Francesca Gargallo parafraseando a Braidotti- es siempre una nómada que busca una expresión negada por los sistemas colonialista, racista, y misógino de la masculinidad moderna dominante.”[1] O con palabras de la autora “el nomadismo puede ser paradójicamente una habitación propia, una estrategia identitaria que trasciende el territorio geográfico mediante el desplazamiento espacio-temporal metafórico”. (p. 461).
A este libro lo vi nacer, crecer y desarrollarse. En la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco coincidimos Marisol y yo y la acompañé durante muchos años hasta que el resultado de esta investigación fue una tesis de doctorado y ahora puede ver la luz del día como libro.
Marisol Cárdenas analiza las artes comunitarias de Juchitán (las mantas) elaboradas por varones y las prácticas artísticas visuales de mujeres de la ciudad de Oaxaca. El cordón umbilical que une estas dos expresiones artísticas es “la sirenidad”. Las sirenas danzan en uno y otro espacios artísticos oaxaqueños. Salen de las manos de los hombres tanto como brotan de los de las mujeres. La sirenidad es este icono metafórico que aquí se lo analiza en clave descolonial transcultural. La autora lleva a cabo una minuciosa lectura de las mantas pintadas de Juchitán y de la obra de artistas urbanas a finales del siglo pasado. De la mano con ella nos lleva de un universo a otro y nos sumerge en la enorme riqueza estética de un estado como Oaxaca en un país eminentemente plástico como ha sido y es México.
El objetivo de esta investigación, como afirma la autora de manera sintética, es el de analizar las relaciones intersemiótico-discursivas, interculturales, intergenéricas y, sobre todo, interestéticas que se generan en las mantas pintadas como artes comunitarias y en la producción artística de mujeres de la ciudad de Oaxaca (p.20).
Se establece de esta manera un rico diálogo entre estas prácticas artísticas comunitarias y las de artistas urbanas, en sus distintas vertientes de las artes plásticas. Se trata de un trabajo eminentemente interdisciplinario para entender esta estética comunitaria y la otra, llamémosle individual, de artistas singulares.
Por medio del corazonar en el aquí y ahora, Marisol se sumerge con su
sentipensar en este mar estético visual oaxaqueño que le ofrece un sinfín de lecturas para acariciar su espíritu y el de quien la lea.
La mirada de Marisol lleva aún la impronta indeleble del marxismo que la bautizó (ella estudió Historia del Arte en La Habana) y que salpica su trabajo a lo largo y ancho; desde ahí lleva a cabo la inmersión en esta semiosfera oaxaqueña, para analizarla y comprenderla a fondo con una enorme riqueza teórico-conceptual, así como visual, que aborda las obras concretas que se van sucediendo ante nuestros ojos atónitos.
La cultura visual aquí estudiada nos ofrece la posibilidad de atisbar la complejidad de las estéticas comunitaria e “ilustrada” (Ticio Escobar dixit) en diálogo desde espacios identitarios diversos expresados en la plástica.
La sirena, símbolo de la perversión femenina en la representación milenaria de los hombres, se ha resignificado en la plástica femenina oaxaqueña. La sirena da para mucho y la tinta ha corrido sin cesar, pero Marisol, con su pluma (metafórica) la escudriña y estudia cual poliedro para entender la pluralidad de sorprendentes significados que alberga.
Este libro nos abre una ventana feminista a dos universos plásticos oaxaqueños de singular estética y de potente imaginería. Podemos entender, si ponemos cuidado, las diferencias entre una figuración masculina y una femenina, así como la diversidad en la representación de las sirenas.
Las prácticas artísticas nos proporcionan conocimiento de los mundos interiores y del mundo exterior, así como experiencias gozosas. Las artes hay que disfrutarlas y así, este libro, nos deleita enormemente, la autora nos acerca con su potente lupa de estudiosa a las culturas oaxaqueñas para conocerlas hedonistamente.
[1] Gargallo, “América como territorio de expresión de feminismos antihegemónicos” en Eli Bartra (coord.) Francesca Gargallo. Remembranzas, sentires y su propia voz, México, UAM, 2023, p. 108.
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