Xirau (III)

Por: Adolfo Castañón

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TRES POEMAS DE DYLAN THOMAS[1]

Por los años de 1930, la poesía inglesa estaba en crisis. Después de las generación es creadoras que llevan por nombre Yeats y Eliot y Pound, parecía agotado el campo para nuevos poetas. Entre 1900  y 1910 nacen Louis McNeice, Stephen Spender, W.H. Auden. Los tres nombres quedan unidos en su intento por renovar la poesía aun- que no forman, estrictamente, una generación. McNeice permanece en tina poesía fina y delicada que aún no puede renunciar a las raíces simbólicas de la poesía inglesa anterior; Spender, preocupado por los problemas sociales, es un neo-romántico que acaso interese más por su prosa que por su verso; Auden es un poeta experimental, inquieto, que sintética en su obra las antiguas baladas y los amortiguadores, el canto medieval y las resonancias de la tecnología moderna. Los tres quieren expresar algo. Pero su querer está supeditado a un  cálculo intelectual, a una paciente elaboración de la inteligencia, No son poetas natos. Con el advenimiento de Dylan Thomas, en 1914, Gales da a las letras inglesas el primer gran poeta contemporáneo. Precisamente porque no es un contemporáneo sino porque es poeta, nacido para la poesía, condenado a la poesía, Dylan Thomas entrona con la gran tradición de visionarios ingleses, de Donne a Blake. Y sin quererlo. Así como es poeta es también visionario. Algunos lo han asociado al surrealismo.  Otros a D. H. Lawrence a Hart Crane. Debe asociársele más bien a su pueblo, a su tierra de donde brotan, como en Lorca, como  en el mejor Neruda. Sus imágenes. No sólo los surrealistas han pensado que lo irracional sea la verdad  del hombre. Mitos, leyendas, acarrean elementos “irracionales” que tienen su razón de ser y persistir, arquetipos del arma humana.

En un libro reciente, apasionada confesión de odio amoroso, Caitlin Thomas, su mujer, nos dice que Dylan era gran lector de Dickens y que siempre renunció a leer a Proust, Tolstoi y Dostoievski. Intuitivo, sólo pudo definirse a sí mismo característica que, según Bergson, determina el sentido de la libertad. “Yo le preguntaba: ¿Qué es un poema?, y no me lo podía decir… decía que no existen reglas, que cada l uno se las hace; y que de esto resulta un poema o no.”

En las tres traducciones —aproximaciones— que ofrezco he tratado de conservar el sentido religioso de esta poesía… Thomas fue religioso. El mismo lo decía: “En algún sitio leí de un pastor que, cuando le preguntaron por qué se dirigía a la luna para que protegiera a sus rebaños, contesto: ‘Bien tonto sería si no lo hiciese’. Estos poemas, con todas su crudezas, dudas y confusiones, están escritos por amor al Hombre y en alabanza de Dios, y bien tonto sería si no fuera así”

Traducción y notas de Ramón Xirau

La luz estalla donde el sol no brilla

La luz estalla donde el sol no brilla;

donde no corre el mar, aguas del corazón

remueven sus mareas;

fantasmas rotos, luciérnaga en la frente,

las cosas de la luz,

liman la carne donde la carne no cubre los huesos.

La vela por los muslos

calienta Juventud y semilla y quema la semilla de la edad;

donde la semilla no se agita

d fruto de los hombres se despliega en los astros,

brillante como un higo;

donde no hay cera la vela enseña sus cabellos.

El alba estalla ojos adentro;

del cráneo al pie el viento de la sangre

resbala como un mar;

ni en cercos ni en murallas los chorros de los cielos

derrámense en la vara

y anuncian el aceite del llanto en la sonrisa.

En la cuenca de los ojos las tinieblas,

luna de brea, linde de la esfera;

el día ilumina los huesos;

donde no hay frío, las tormentas desuellan

el ropaje de invierno;

la primavera cuelga de los párpados,

La luz estalla en lugares secretos,

en la punta de! alma donde los pensamientos huelen en la lluvia;

cuando muere la lógica,

el secreto del suelo crece por el ojo,

la sangre salta al sol;

sobre el lugar desierto el alba se detiene.

(De 18 poems)

Visión y Plegaria

I

¿Quién

eres tú

que has nacido

tan ruidoso en mí mismo

que puedo oír el vientre

abrirse y las tinieblas perseguir

al fantasma y al hijo caído

tras la puerta delgada como un hueso de pardillo?

En el cuarto sangriento del nacer desconocido

para el quema y el corre del tiempo

y el corazón molde de! hombre

no se inclina al bautismo

sólo la oscuridad

bendiciendo

al silvestre

Niño.

Yo

debo tenderme

quieto como una piedra

a ras del muro de! hueso

del pardillo para oír la quejumbre

de la madre escondida, y la cabeza

sombreada por el padecimiento

proyectando el mañana como una espina

y las parteras del milagro cantan

hasta que e! turbulento recién nacido

me quema con su nombre y su llama

y el muro alado derrumba

su tórrida corona

y la tiniebla expulsa

de su espalda

hacia la viva

Luz.

Cuando

el hueso

del pardillo se tuerza

y el amanecer primero

furioso en su corriente

hormiguee en el reino llegado

de quien cielos deslumbra

 y en la salpicada niña que es madre

que lo parió con un fuego de gozo en la boca

y lo meció como una tormenta

correré perdido en el terror

súbito y brillante del cuarto

un día encapuchado

clamando en vano

en la caldera

de su

Beso

en

el girar

de los soles

en el espumeante

ciclón de sus alas

—porque e! que soy perdió el ser—

llorando hacia el trono bañado por el hombre

en la primera furia de su curso

el relámpago de las adoraciones

vuelvo al negro silencio, a fundirme, a gemir

porque yo, quien vino, se perdió

el que vino al puerto confuso

y el que encuentra

y el pleno mediodía

de su herida

ciega mi

Llanto

Allí

abatido y desnudo

y cerca del

altar de su pecho

encendido despertaré

al asilo fundado por el juez

en los fondos más libres de la mar

la nube que asciende de la tumba evaporada

y el polvo gobernado flotando y ascendiendo

con .su llama en cada grano.

Oh espiral de ascensión

de la urna rapaz

de la mañana

del hombre cuando

la tierra

Y

el

mar nacido

alabó al sol

que siempre encuentra

y remontando Adán arriba

cantó acerca del origen!

¡Oh alas de los niños!

¡El camino hacia la herida

de los viejos jóvenes desde el cañón de olvido!

¡El paso como el cielo de los siempre

heridos en batalla! ¡La llegada

del santo a sus visiones!

¡El mundo en su regreso!

y todo el dolor

se abre

y yo

muero.

II

En nombre de los condenados que se glorifican

en las infectas llanuras de carroña

bajo el canto de! entierro

bajo los pájaros de angustia

saturados de ahogados

y el polvo verde

mientras levantan

al fantasma

del

suelo

como el polen

en la pluma negra

y el pico hecho de lodo

yo rezo aunque totalmente

no sea uno de estos mis hermanos

que se lamentan pues la alegría se ha movido

al secreto tuétano del· hueso de mi corazón.

Que quien conozca ahora el sol y la luna

de su leche materna pueda retornar

antes que ardan, florezcan, los labios

al cuarto ensangrentado del nacer

detrás del muro del hueso

del pardillo y enmudezcan

y el vientre

que dio a luz

para

todos los hombres

la venerada luz

del Niño o la

cárcel deslumbrante

se abran a su llegada

en nombre de los alegres

perdidos en la montaña sin bautismo

en el fondo de las tinieblas le rezo

para que deje dormir a los muertos aunque giman

para que sus manos de espino los levanten

hacia el altar de su herida en el mundo

y el jardín con gotas de sangre

resista a la piedra

huésped ciego que duerme

en la .tiniebla

y en la honda

roca

no despierte

ningún hueso cordial

y deje que se rompa

en la corona de los montes

que ningún sol limita o ciñe

y que el polvo palpitante se esparza

hacia la llanura que arraiga en los ríos

bajo la noche que cae para siempre.

La noche que cae para siempre es una estrella

conocida y es patria para la legión

de los dormidos cuya lengua repico

para llorar su luz como diluvio

a través del sueño y del mar’

y hemos venido

a conocer

lugares

caminos

laberintos

pazadizos

barrios y tumbas

de la caída que no tiene fin.

Ahora el lázaro común

de los dormidos que planean reza

para jamás despertarse y levantarse

pues la tierra de la muerte es grande como el corazón

y la estrella de los condenados tiene forma de ojos.

En nombre de los huérfanos

y de los no nacidos

de quienes no desean

las manos o instrumentos

de las mañanas parturientas

Oh en nombre

de nadie

Ahora o

nadie que vaya a ser

yo ruego para que el sol

encendido hilvane tumbas grises

para que el color de la arcilla

corra el curso de su martirio

en el cifrado anochecer

y la tiniebla conocida de la tierra amén.

Paso la hoja de la plegaria yarda

en una bendición súbita de so1.

En el nombre de los condenados

volver atrás quisiera y correr

a la tierra escondida

pero el sol clamoroso

ha bautizado

el cielo.

Y

el encontrado,

Oh, sí, dejadle

que me abrase y me ahogue

en su herida del mundo.

Su relámpago contesta a mi

llanto. Mi voz arde en s u s m a nos.

Ahora estoy perdido en e! seno de Aquel que

ciega. Y el sol ruge cuando se acaba la oración.

                                       (De Deaths and entrances).

El pan que parto era trigo un día,

este vino en un árbol extraño

sumergió sus frutos;

de día el hombre o e! vino por la noche

cortaron la cosecha, quebraron la alegría de la uva.

Un día en este vino la sangre de! estío

precipitó la carne que cubría la vid,

un día en este pan

el trigo fue feliz volando al viento,

y el hombre quebró e! sol, hizo caer e! viento.

La carne que desgarras, esta sangre

que a desolar las venas has lanzado,

fueron trigo y racimo,

nacidos de la raíz sensual y de la savia

vino mío que bebes,· pan mío que destrozas.

(De Collected poems).


[1] “Tres poemas de Dylan Thomas”, traducción de  Ramón Xirau, No. 6, Febrero (1958), Revista de la Universidad de México, pp. 5-6,

RUTA: Adolfo Castañón/España y Portugal/Ramón Xirau/Alrededores de Ramón Xirau: 2ª. versión: 21-VIII-2018. Vero./ 3ª ver. Cristina 22-08-18./ 4ª ver. Cristina 23-08-18./ 5ª ver. Cristina 24-08-18.

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