LOS INSTRUMENTOS DE LA NOCHE

Renato Sales Heredia

Dice Albert Béguin en “El alma romántica y el sueño” que: “Toda época del pensamiento humano podría definirse, de manera suficientemente profunda, por las relaciones que establece entre el sueño y la vigilia… ¿Soy yo el que sueña en la noche o bien, me he convertido en un teatro en que alguien o algo presenta sus espectáculos ora ridículos, ora llenos de una inexplicable cordura? ¨

Hace unos meses soñé que despertaba en una ciudad que no conozco: Sabía que era Lisboa pero no sé por qué lo sabía. Me encontraba en un muy pequeño cuarto de hotel, apenas lo indispensable, una mesa contigua a un muro blanco, una silla, una cama, un baño. No tenía papeles, ni pasaporte, ni identificaciones, ni dinero, y, lo peor, así me lo parecía en el sueño, había perdido mi teléfono celular y eso me llenaba de angustia. Salía del hotel, nadie me veía y caminaba por calles desiertas pensando que hacer. Recordaba, con detalle, las características de mi celular. Desperté.

Veo mi sueño, ahora, desde el texto que nos reúne. Reflexioné sobre la importancia que el artilugio conocido como celular ha adquirido en nuestras vidas. 

Después de leer los instrumentos de la noche, de Ernesto Priani, veo que la irrupción de “las imágenes tecnológicas  en el campo onírico, primero, y el desarrollo su historia, en segundo lugar , muestran que existe un proceso constante de renovación de las imágenes con las que soñamos y sus respectivos significados. Es decir que el mundo de los sueños no está cerrado ni reducido a unas cuantas imágenes  y unos cuantos sentidos, sino que es abierto y en permanente renovación y, por lo mismo, está sujeto a la revisión de su pasado”

Justamente lo que hace Priani en este texto, una revisión puntual de la historia de las “emergerncias”, esto es, de cómo emergen los objetos en esa, la “patria difusa de los muertos”. Emergencia  e irrupción desde la lectura que hace Gorgio Agamben  de Nietzche para “caracterizar el momento que precede a la aparición de un fenómeno en el tiempo” La metamorfosis temporal de las imágenes. ¿En qué momento nace una imagen? Y desde Ficino en los tres mundos, el ideal, el material y ese mundo simulacro en el que viven las imágenes al que se accede desde el sueño, puente para los sueños. “Que mejor lugar, dice el autor, para indagar la irrupción, la emergencia de las imágenes que el sueño, al mismo tiempo abismo hacia profundidades ignotas y pasaje y tránsito hacia la claridad”

“Los instrumentos de la noche” es un recorrido por momentos clave en el proceso de irrupción de las imágenes de los objetos en la historia de los sueños y la vida que asumen en la patria de los vivos. Desde Artemidoro hasta Freud, Swedenborg, Walter Benjamin, Giorgio Agamben, descubrir como las imágenes tecnológicas se asumen como metáforas de la época y simultáneamente como la expresión viva de quien la sueña.

Interpretación, registro, observación, análisis, objetos, signos, significados, los cinco capítulos que componen el texto vienen a ser mapa y territorio.  Mapa por que dibujan la ruta por la que los sueños se soñaron y territorio por que asistimos al recuento onírico y al peso que en la historia tiene el sueño, como fuente de verdad y de futuro, como mera excrecencia fisiolófica, en tanto llave interpretativa del deseo.. Desde el trípode de Artemidoro, los puentes y la jeringa de Irma, los libros en losueños de Descartes, y los de Lichtenberg, Freud y Benjamin.  

 En “Infancia e historia” Giorgio Agamben habla de “la noche oscura” de Descartes en alusión a San Juan de la Cruz: “La proximidad entre la experiencia cartesiana del ego cogito  y la experiencia mística es más concreta de lo que se podría imaginar. Disponemos de las notas de Descartes, conocidas como “Olímpicas” , en las que refiere como había empezado a comprender el fundamento de un descubrimiento maravilloso. Según Baillet, el primer biógrafo de Descartes, que transcribió esas notas en estilo indirecto, “el 10 de noviembre de 1619 habiéndose dormido lleno de entusiasmo y ocupado por la idea de que ese día había hallado el fundamento de la ciencia maravillosa Descartes tuvo tres sueños consecutivos en una sola noche, que pensó que sólo podían haberle sido enviados desde lo alto. Mientras todavía estaba soñando, Descartes empezó a interpretar el mismo su sueño, al despertarse, continúo la interpretación, “sin emoción y con los ojos abiertos…”

Descartes sueña con libros, los analiza dice Priani, “como señales de sabiduría y, a todo el sueño, como dispositivo de verdad… Aunque sea a través de un atisbo es posible ver como los sueños ahora se alimentan de las inquietudes y las preocupaciones individuales y revelan aspectos de los que puede hacer su propia interpretación el soñante, porque se refieren a él mismo.”

Los sueños son ciertamente más que eventos en la noche. Historia, filosofía, biología, psicología, psiquiatría, tecnología, concurren para su exploración.

Y así, en el siglo II de nuestra era, relata Ernesto Priani, en un momento ya tardío de la cultura antigua, la “interpretación de los sueños” de  Artemidoro de Daldis, “constituye el momento en que la onirocrítica emerge a la conciencia y a la historia de occidente como práctica organizada y descrita para convertirse en una suerte de motivo que, como en toda pieza orquestal, vuelve una y otra vez por la vía de migraciones, descubrimientos y traducciones a lo largo de la historia

Los sueños son, antes del cristianismo, vehículos que usa el alma para el conocimiento del porvenir. Instrumentos espirituales que se emplean para descifrar el futuro.  Objetos como el Trípode, el puente, la mudanza de los baños son materia de Artemidoro, los libros como objeto valiosísimo, símbolo de prosperidad y conocimiento vendrán con Cardano. Todo eso lo critica Thomas Nash en los terrores de la noche para afirmar que un sueño “no es nada más que podredumbre burbujeante, espuma de la imaginación que el día ha dejado sin digerir, o los restos del banquete de una imaginación ociosa”

Swedenborg sueña con monedas, con vasos de plata, con pañuelos, con vino, chocolates, con juegos de mesa como el backgammon, codificado en 1743, sueña con máquinas movidas por ruedas, aspas que hieren y carruajes que corren hacia el lago. “,Los objetos son algo más que una metáfora, los vemos convertidos en un poderoso recurso onírico para mostrar la manera en que se agitan los pensamientos, como máquinas que tienen su propio impulso”

Ernesto Priani, en Observación, da cuenta de los “Sadelbucher” . libro de saldos del profesor de matemáticas Georg Christoph Lichtenberg que mira a sus sueños como objetos que merecen ser contemplados siempre con un poco de sorpresa y extrañeza, como formas peculiares con que la psique opera y poniendo enfásis en las emociones que estos sueños producen en quien los sueña”  Surge en Lichtenberg una idea esencial, el sueño es espejo, nos miramos ahí, reflejados. La espalda, dice, solo se conoce por el espejo. Si los hombres, dice, contarán sus sueños con sinceridad, estos revelarían más de su carácter que su rostro “  En él importa el sueño pero también como es narrado el sueño.

Y ya para Freud en la obra capital y semicolectiva que es la “interpretación de los sueños”  todos los sueños tendrían como intención el cumplimiento de un deseo. Para Freud “los sueños no revelan ni el futuro ni el temperamento ni el carácter, porque de hecho no revelan nada en absoluto. Al contrario el sueño oculta y solo un proceso de análisis , llevado a cabo a posteriori durante la vigilia es capaz de descubrir lo que ha ocultado”   Así con Freud, el lápiz es falo y el cuaderno vagina, un bosque espeso es el pubis,  los escalones son coito y buena parte de las máquinas son genitales. No basta pues con despertar y recordar. Solo se “despierta”, realmente, a ojos de Freud, después del análisis.

En cambio para Walter Benjamin, sumido en los estertores de la república de Weimar y la irrupción del nacional socialismo, los sueós han de ser “elementos de la vida colectiva”· Tanto en calle de sentido único, como en infancia en Berlin, el sueño no es solo de quien lo sueña, es un acontecimiento histórico.  Dice Priani: “Benjamin tiene una posición semejante a la de Freud en algunos aspectos clave. El sueño es un enigma al que solo tenemos acceso cuando transitamos hacia la conciencia. Su sentido permanece oculto en tanto que no podamos explorarlo, mutando continuamente su sentido, hasta que se abra paso a lo colectivo y a la conciencia del paso de la historia”

Sueño con trenes nocturnos, con libros, con sábanas. Con artefactos. Emerge el celular, la inteligencia artificial, el robot de Tesla, ¿soñarán los androides con ovejas eléctricas? su incursión en el mundo, su trance como el de los baños de Artemidoro determinarán su significado.  Son parte de nosotros dice Ernesto Priani, de nuestro tiempo y de la historia.

En algún libro de Augusto Monterroso que Priani y yo leímos hace muchos años aparece la cita de Zhuangzi con la que quiero concluir este comentario:

“ Zhou soñó que era una mariposa. Despertó y era palpablemente Zhou. No supo si era Zhou que había soñado que era una mariposa o una mariposa soñando que era Zhou”

*Texto leído por su autor durante la presentación de Los instrumentos de la noche en el ITAM


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