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Reseña de: Fer Trejo
Cuando llegó a mis manos Michoacán a La Mesa de Luis González y González pensé que me toparía con platillos típicos de esta región que son un “must”, pero mi sorpresa fue que no recomienda puntualmente comida, aunque los capítulos hacen referencia a la alimentación. Así que si estas esperando encontrar solo una guía culinaria, esta no es, pero si puedo decirte que tienes buen gusto al decidir añadirlo a tu biblioteca.
¿Conozco Michoacán? No realmente, hace aproximadamente un año fui a Angangueo a ver a las mariposas Monarcas y no he regresado. Me quedé con ganas de conocer sus playas como Maruata “Aunque dan ganas de quedarse muchos días en Maruata, quizá por la ausencia del gran hotel” como dice el autor, pero por tiempo y la inseguridad de la que hablan, tuve que dejarlo para después.
Ahora con este libro me encuentro en la situación de querer hacer maleta e irme a conocer lo que detalla Luis González y González, y ver las ilustraciones bellísimas de Artemio Rodríguez.
Sabemos que algo que distingue a México es su alimentación “En el año 2010 la cocina tradicional mexicana fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” escribe Alfredo Ramírez Bedolla en la introducción, y Michoacán que se conoce como “la tierra del pescado” ofrece una gran variedad de este y otros alimentos. Como les conté, no habla específicamente de alimentos, también nos muestra los paisajes “Los de acá exhibimos con orgullo los nueve paisajes o fisonomías de nuestro territorio: Costa, Sierra Madre, Tierra Caliente del Tepalcatepec, Depresión del Balsas, Balcones, Mil Cumbres y Bajíos de Morelia y Zamora.” escribe Luis González.
Normalmente en este tipo de libros solemos leer solo de lo bello que es el lugar, pero aquí el autor es directo y en ocasiones sátiro con los problemas que tiene Michoacán
“…los padecimientos conocidos por los nombres: deforestación; uso irracional de la motosierra; ineptitud y falta de honradez de algunos dirigentes campesinos y de algunas instituciones protectoras de la vida rural; los incendios forestales y otras molestias del medio rústico.”
El nombre de algunos capítulos me parece fascinante, son metáforas muy bien utilizadas, pues comienza con “Para abrir la boca”, aquí nos habla de la importancia de la alimentación y de lo que ofrece Michoacán, seguimos con “Oferta de crudos” donde yo lo asocio a aquellos paisajes que aún no están del todo intervenidos por el hombre. Después “Oferta de cocidos” que sí hay más detalles sobre la comida y los utensilios con los que se elaboran, y para terminar esta “A modo de postre” que habla sobre el arte y literatura donde podremos leer algunos refranes. Sin duda disfruté mucho el libro, sentí que en todo momento el autor me tomó de la mano y me fue guiando por lo bonito y doloroso que sufre este Estado. Sí, sí es una lectura que abre el apetito, primero por su excelente gastronomía y segundo por abrir el calendario para agendar mi siguiente
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